En
2014 se celebra el 350º del fallecimiento de Zurbarán, uno de los pintores más
destacados del Barroco español. A Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos,
1598-Madrid, 1664) se le reconoce por sus lienzos de temática religiosa, que se
ajustan a los principios del Concilio de Trento (1545-1563) y de la
Contrarreforma, pero también por sus bodegones. Desarrolló su carrera pictórica
entre Llerena, Sevilla y Madrid, además sus cuadros tuvieron una demanda
creciente en América. Sus mejores clientes fueron las órdenes religiosas. Sus
pinturas se caracterizan por la austeridad, el realismo, el uso de la luz para
reducir las figuras a su volumen esencial, la ausencia de movimiento y el
virtuosismo en el tratamiento de las texturas de los ropajes y del color, en
especial del blanco. Sus mejores años transcurrieron entre las décadas veinte y
cuarenta del siglo XVII.
Entre las muchas obras de Zurbarán destacan los lienzos siguientes: Santo Domingo en Soriano (1626), Cristo en la Cruz (1627), San Serapio (1628), Aparición de san Pedro a san Pedro Nolasco (1629), Santa Casilda (1630), Plato con limones, cesta de naranjas y taza con una rosa (1633), Inmaculada Concepción (1636), Agnus Dei (1640), y San Francisco arrodillado con una calavera (1659). Su obra maestra es San Hugo en el refectorio de los cartujos (1655).
San Hugo en el refectorio de los cartujos (1655).
Entre las muchas obras de Zurbarán destacan los lienzos siguientes: Santo Domingo en Soriano (1626), Cristo en la Cruz (1627), San Serapio (1628), Aparición de san Pedro a san Pedro Nolasco (1629), Santa Casilda (1630), Plato con limones, cesta de naranjas y taza con una rosa (1633), Inmaculada Concepción (1636), Agnus Dei (1640), y San Francisco arrodillado con una calavera (1659). Su obra maestra es San Hugo en el refectorio de los cartujos (1655).
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