Monuments Men se inspira en hechos reales acaecidos
durante la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era recuperar los más de cinco millones de
piezas de arte que Adolf Hitler robó en los países ocupados por Alemania. A tal
fin el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt creó la Comisión
Interamericana para la Protección y Salvamento de Monumentos Artísticos e
Históricos de Europa de la que surgió la Brigada Monumentos, Bellas Artes y
Archivos, que recuperaría las piezas robadas y las devolvería a sus
propietarios. La película rinde homenaje a esa brigada.
George Clooney es el director, productor, guionista
y actor principal de Monuments Men, adaptación cinematográfica de la novela
homónima de Robert M. Edsel y Bret Witter. Le acompaña un elenco de actores de
primera, caso de Matt Damon, Bill Murray o Cate Blanchett, la única mujer
protagonista, pero todos desaprovechados en una película, a medio camino entre
el drama y la comedia, de la que el espectador espera más.
Monuments Men ofrece un ritmo adecuado y una
fotografía notable, igual que la caracterización de los personajes. Sin
embargo, a la interpretación le falta fuerza –la que mejor lo hace es Cate
Blanchett en el papel de Claire Simone–, no se desarrolla el lado documental de
los hechos, no hay acción bélica reseñable aun habiendo ejércitos por todas
partes y en todo momento, falta dar más protagonismo a los dueños de las obras
de arte, en particular a la comunidad judía y a la Iglesia católica –dado que
las dos piezas a las que más referencia se hace son el Políptico de San Babón
de Gante de los hermanos van Eyck y a la Madonna de Brujas de Miguel Ángel– y los toques de humor no están del todo
conseguidos.
Por cierto, en el montaje final no aparecen escenas que sí aparecen en el trailer.
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