Nunca es demasiado tarde

John May (Eddie Marsan) es un hombre educado y solitario y en su trabajo concienzudo y comprometido. Lleva media vida trabajando en el ayuntamiento de Londres. Su trabajo consiste en encontrar a los familiares de quienes han fallecido solos y en dar a estos un funeral honroso. Además, los mantiene vivos a través de un álbum de fotos. Su superior decide despedirle para ahorrar en el presupuesto. Antes, John May quiere terminar un último trabajo, el que le iba a cambiar la vida por haber conocido a Kelly Stoke (Joanne Froggatt), la hija del difunto.

Nunca es demasiado tarde es un drama que tiene la doble virtualidad de emocionar al espectador e invitarle a una reflexión profunda acerca de la soledad y la dignidad de los vivos y de los difuntos.

La dirección y el guión de Uberto Pasolini y la interpretación de Eddie Marsan son sobrias y magistrales. El ritmo es lento, pero adecuado para el desarrollo de la trama y para mantener la  atención del espectador. La fotografía, la puesta en escena y la música de Rachel Portman están muy cuidadas.

No te pierdas Nunca es demasiado tarde.